Lápices de colores son geniales, huelen como infancia sí mismo. Sus colores son intensos y nunca se descoloran. Además, se funden.
¿Seguramente, con herramientas de escala de adultos, de atención y prestación, uno podría waddle a través de la Ciénaga de la nostalgia y surgir teniendo algunos digno arte de, al menos, si no, con razón, arte?