Investigación ha demostrado que cualquier cuadro en el que el sujeto está buscando directamente adelante habrá ojos que parecen mirarte, no importa el ángulo desde el que se ve. Esto es porque las imágenes son representaciones en 2D de un mundo en 3D. Como tal, el cerebro ignora las pistas que recuerdan que estamos mirando a un objeto plano y centrarse en cambio en la ilusión tridimensional creada por la representación de la luz en el cuadro. No importa el ángulo desde el que lo vemos, aunque sea una visión muy sesgada del lado, lo percibimos como un cuadro coherente orientado hacia nosotros.
La alteración que estoy describiendo añade un efecto 3D real a la imagen que no es coherente con la visión cohesionada, lo que es inquietante y, así, espeluznante que una imagen estática con ojos que se ven directamente hacia adelante. Actúa reduciendo los ojos debajo de la superficie de la imagen. La profundidad de los ojos permite que los bordes de los zócalos del ojo (que no se retrocedieron) para ocultar los blancos en el lado es ser visto, tal como sucedería si una persona real estaba volviendo sus ojos hacia usted.