Es simple muerto: hacer té y el azúcar mientras está caliente, luego frío y lo hielo. Eso es todo. Tal vez algunos la menta, quizás un poco de limón.
Pero algún tipo de magia sucede y terminas con una jarra de esta bebida sobre la cual se escriben poemas, que trae a la mente lenta perezosa sesión-en-el-porche días y agraciado que Robles, que llevaron a los legisladores de Georgia para tratar de pasar una ley decretando que cualquier restaurante que ofrece un té en el menú frío tenía que ofrecer té dulce.
Dios descansó el séptimo día, pero temprano en la mañana,
antes de que el sol filtrado en el cielo meridional,
hizo té dulce desde cero. Ella el agua hervida
en una caldera negra, poner en las bolsas de té de naranja
y déjelo como el agua que se animaron y luego
hizo lo dioses lo que saben hacer: ella amontonó en el Dixie
Azúcar de cristal mientras que la cerveza era todavía caliente como el día.
-De "Dulce té", de John Lane