Es mi honor absoluto a relacionarse con la siguiente historia.
Una tarde la semana pasada, casi por accidente, mientras que en busca de mi fiel oftalmoscopio marfil en un cofre de té que no había abierto durante casi 50 años, me encontré con una de mis revistas viejas. Perezoso, el último día la luz del sol filtrada a través de la ventana del desván polvoriento, y como vez no estaba presionando, brazos cruzados hojearon a través de las páginas. Las aventuras, aunque capturados en tal un ingenuo y se descoloró narrativa, me recordaron mis días más salvajes, desde hace mucho tiempo pasaron y representan el resto de la tarde a un olvido de recordar el pasado y el recuerdo. Nada más podría haber venido de este descubrimiento fortuito no mi camarero, Collinworth, sugirió sobre el pan ligeramente con mantequilla a la mañana siguiente, que las páginas muy que habían sido tan exigente de mi atención el día anterior podría todavía hacen me entre otros, un servicio inestimable, porque permiten que me para describir el delicado proceso de construcción Eggcase de un dragón dorado de filigrana y el uso para extraer el original de la misma contra los auspicios de un ojo cauteloso y siempre observando el pulmón tibetano. Ahora usted puede leer más sobre esta historia, mi instrucción en el presente, saber cómo era mi empeño que inspiró a Carl Fabergé para hacer su primer huevo para el Tzar y también aprender cómo conseguí mi nombre.
Su más humilde siervo,
Kaptin escarlata