Al principio, el video parece bastante inofensivo: 22 hombres, de distintas edades, etnias y orígenes, se ven a sí mismos ser ridículo en webcam.
Mientras que esto podría plantear una risa o dos, el subtexto sexual es esencialmente sombrío: internet distorsiona las relaciones humanas a un punto donde desaparece la timidez frente a los impulsos más primarios.
'Chicos que intentan lamer sus codos en webcam' plantea problemas de privacidad, la propiedad de la imagen y el voyeurismo. Su cautivante imágenes hacen absolutamente convincente pero visión incómoda.