Sándwiches son impresionantes. De hecho, me gustaría tomar un momento para agradecer el Conde de Sandwich por permitirnos a todos a disfrutar de la gloriosa sencillez del alimento entre dos pedazos de pan. Ser prisa por desgracia a menudo significa que cualquier bocadillo que consigue tirado juntos es una triste colección de pedacitos de nevera y embutidos o una amalgama de lo mendigar de las sobras de anoche. Sin duda estos pueden ser bueno, pero ¿por qué no disfrutar de algo en el lado más fresco sin sacrificar realmente mucho tiempo?
Esta receta lleva en el máximo veinte minutos para armar en el muy más y tendrá que llorar las lágrimas de alegría que sólo podría ser lloró mientras se come el mejor sándwich maldito que jamás hayas tenido.