En el otoño de 2013 empecé a colgar columpios de vallas publicitarias. Para mí, el proceso es un acto de resistencia, resistiendo la publicidad y, por supuesto, el capitalismo. También es una táctica sutil para reasignar y volver a imaginar los tipos de basura que el capitalismo deja atrás, inherentemente socavar un sistema más grande en el trabajo. Los columpios sirven como lúdicas y críticas de las intervenciones en espacio público, un détournement, "un método que revela el desgaste y la pérdida de importancia de las antiguas esferas culturales". *
Los columpios están fabricados de madera de obras local, formadas en fáciles hacer asientos, pintados con pintura mistint y colgados de carteleras en las ciudades que visito.